Monday 21 February 2011

Breve reflexión de domingo

Leer este articulo, hizo mi mente viajar y ver a Buenos Aires desde las postales domingueras de mi memoria.

Siempre adoré el vacío citadino de los domingos por la mañana. Salir el sábado hasta el amanecer, o tan sólo madrugar al otro día, pasear y dejarme seducir por el domingo y sus encantos, se convirtió en uno de esos momentos de preciada soledad.

La ciudad sin habitantes se camufla. Nos dejamos engañar por barrios más saludables. Comercios cerrados, pocos autos, los sonidos se vuelven audibles. No hay expresiones de apuro ni stress. El sol se vuelve artista y disfruta embellecer los edificios y las plazas.

Como a los auténticos enamorados, las calles nos parecen más nuevas, el aire más fresco, la gente más buena. 

Lo ambiguo. La ciudad es el ecosistema que el hombre creó y que le da sentido. La ciudad nos necesita: muchedumbres, tránsito, ruido, smog, suciedad. La creación del monstruo del cual luego queremos escapar.

El campo, sin embargo, está superpoblado de flora y fauna y no nos reclama.

La ciudad sin gente podría carecer de sentido.
Salvo los domingos. Salvo Buenos Aires.

Con la frente marchita

2 comments: